¡Café para dormir!

Dicen que para obtener una buena dosis de energía durante una larga jornada laboral o antes de un entrenamiento físico se debe consumir entre 100 y 600 miligramos de cafeína, pero esta medida varía de persona a persona.

Hay quienes con una taza se desvelan toda la noche y otros que, en cambio, pueden tomarse esos 600 miligramos antes de dormir, sin problema.

Para esto hay muchas explicaciones, pero basados en un estudio de la Universidad de Harvard, se encontró relación entre algunos genes y la acción del café.

Analizaron datos de más de 120.000 bebedores de café habituales y encontraron ocho ubicaciones del genoma humano relacionadas con ese consumo, seis que nunca se habían relacionado y dos regiones que destacaron: cerca a los genes BDNF y SLC6A4, responsables del efecto de la cafeína en el cerebro.

Quienes secretan menos BDNF sienten menos efectos gratificantes al beber el café.

También descubrieron que en los genes llamados GCKR y MLXIPL, relacionados con el procesamiento de azúcar y grasa, se da una variación cuanto más café se toma y esto afecta la detección de glucosa en el cerebro y su respuesta a la cafeína.